La osteoporosis, que significa “hueso poroso”, es una enfermedad que debilita la estructura ósea. Se caracteriza por la disminución de la densidad y calidad del hueso, lo que lo vuelve más frágil y propenso a fracturas, incluso ante caídas leves o movimientos cotidianos.
Aunque no presenta síntomas en sus primeras etapas, puede manifestarse con fracturas, especialmente en cadera, columna o muñeca. Por ello, la detección temprana y la prevención son fundamentales.
El hueso cumple funciones estructurales, protege órganos vitales, permite el movimiento y actúa como la principal reserva de calcio del cuerpo.
A lo largo de la vida, el hueso pasa por dos procesos:
Durante la infancia y adolescencia se forma más hueso del que se pierde. A partir de los 40 años, se inicia una pérdida progresiva de masa ósea, que puede derivar en osteoporosis si no se toman medidas preventivas.
Entre los factores que aumentan el riesgo de desarrollar osteoporosis se encuentran:
El diagnóstico se realiza mediante una densitometría ósea (DEXA), una prueba que mide la densidad mineral ósea y permite evaluar el riesgo de fractura y la evolución del tratamiento.
1. Alimentación
Una dieta adecuada es esencial para mantener la salud ósea. Los nutrientes más importantes son:
2. Actividad física
El ejercicio ayuda a fortalecer los huesos y mejora el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas. Se recomienda realizar caminatas diarias, ejercicios de resistencia ligera y actividades como baile o yoga, según la tolerancia individual.
3. Estilo de vida saludable
Conclusión
La prevención de la osteoporosis debe comenzar desde etapas tempranas, a través de una alimentación adecuada, ejercicio regular y hábitos saludables. Consultar con un profesional de salud permite evaluar el riesgo individual y diseñar un plan nutricional y preventivo personalizado.